CALIGRAMA



El estrés aparece como una palabra enorme que domina la escena, como si fuera el centro de todo, y al mismo tiempo, lo que más nos aprisiona. Por eso, se convierte en una especie de bombilla encendida que no ilumina, sino que quema desde adentro. Además, el caligrama muestra cómo muchas ideas importantes como el bienestar, la comunidad o la sinceridad terminan siendo clausuradas por sistemas que solo valoran la productividad. En consecuencia, se pierde el verdadero sentido de cuidar, vivir o compartir. Por ejemplo, la amistad, que debería ser un refugio, aquí aparece como un “riesgo sencillo” que puede clausurar el bienestar. Asimismo, frases como “en ello” o “actividades diversas” se repiten sin profundidad, como si fueran instrucciones vacías. En lugar de ofrecer soluciones, el lenguaje se convierte en un reflejo del mismo caos que produce el estrés. Por todo esto, el caligrama no busca ordenar ni explicar, sino romper la lógica establecida. Finalmente, en medio del desorden visual y verbal, se abre una posibilidad: tal vez, al ver este descontrol, nos demos cuenta de que necesitamos repensar nuestras ideas sobre bienestar y buscar una luz propia, más humana y menos automática.


Comentarios

Entradas populares de este blog

OBRA: El nacimiento de Venus

Cultura Nazca